miércoles, 17 de febrero de 2010

Martes


El martes es un día repelente, sin duda el más repugnante de la semana. Mucho más que el lunes. El pobre lunes tiene tan mala prensa sólo porque le ha tocado seguir al fin de semana. Pero el lunes no es tan malo. De acuerdo, hay que volver al trabajo, los niños al colegio, las rutinas obligadas… Reconozcamos que hay veces que hasta se agradece.


Además, el lunes uno se deja llevar. El lunes estás medio anestesiado, todavía bajo los efectos sedantes del fin de semana. Basta con poner el piloto automático y cumplir unos mínimos. A nadie hay que exigirle mucho un lunes. Sólo que se comporte como un buen zombi.

Hay mucha gente que aborrece la noche del domingo; yo temo la del lunes, preludio del abominable martes. Cuando llegue, el efecto narcotizante del fin de semana se habrá esfumado por completo. Y entonces, despertarás en mitad de la nada…

El miércoles en un día simpático. Porque es el día del espectador en los cines. Porque era el día en que se jugaban los partidos de la Copa de Europa, antes de ese invento de la Champions; porque ya se respira el jueves, preludio inminente del viernes. Y aunque sólo fuera por eso, porque es bonito pronunciarlo: mi-ééér-co-les. Es el día más musical.

Pero el martes… ¿Alguien sería capaz de encontrar algo de provecho que se pueda sacar de un martes? ¿Decir algo en su defensa? No seré yo. Malditos martes.

Por lo menos, algo bueno hice un martes: comencé este blog.

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