miércoles, 8 de junio de 2011

When dreams come true


Dicen que una de cada tres personas en el mundo siguió la boda de Guillermo de Inglaterra. ¿Por qué un tercio del planeta se siente partícipe de un acontecimiento que en realidad es distante, inaccesible y súper elitista?


La pista me la dio mi hija, con la lucidez de sus dos años y medio. Vio la portada del Hola con el reportaje de la boda y dijo: “¡Una princesa!...¡Y un príncipe!”


Eso es: no veíamos una boda, sino la materialización de los cuentos. El príncipe y la princesa, los reyes, la ceremonia en palacio, los cortesanos, la carroza, los pajes, los repiques de campanas, el clamor del populacho… Todos los ingredientes de los cuentos hechos realidad. ¿Y quién no querría meterse dentro de un cuento por una vez en su vida, aunque sea como espectador?

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