martes, 22 de mayo de 2012

Series


He llegado tarde a las series (maldito Cuéntame, cuánto tiempo me hiciste malgastar!), pero ahí estoy.

(Paréntesis. Por supuesto, me estoy refiriendo a la avalancha de series que hay hoy en día, de unos años para acá, esas que dan algo de calidad y dignidad a la televisión, o que te salvan -al menos durante un rato- un martes aburrido y asqueroso… Que nadie olvide que soy de la generación que ha visto Luz de luna, Canción triste de Hill Street, Los ángeles de Charlie, La frontera azul, El equipo A, El gran héroe americano y tantas otras series míticas...)

(Otro paréntesis: tampoco es que sea un novato en esto de las series "contemporáneas". He visto capítulos de House, Mad men, Roma entera, 2 o 3 temporadas de The office (la americana, la inglesa no me hace gracia), la primera de los zombis hasta que me aburrió... Y sé que sobre todo no hay que ver esa bobada-inmensa-tomadura-de-pelo llamada Lost)

Sigo. Digo que ahí estoy con las series. Mientras tengo en barbecho Los Soprano -a la espera de retomar por la cuarta temporada-, aprovecho para ver la segunda de Downton Abbey. Magníficas las interpretaciones y la ambientación, pero ¿por qué en los dramas siempre sabes lo que va a pasar al final? Por eso creo que prefiero las comedias. Y aquí ese gran descubrimiento (para mí) que es The Big Bang Theory. Espectacular. Como dirían los alvys de Internet, “muy fan”. Segunda temporada en dos semanas, no está mal.

A todo esto, mi hija también ha descubierto una serie: Pippi Calzaslargas. Es capaz de ver cuatro episodios seguidos sin pestañear. Luego juega a ser Pippi, y su madre y yo somos Tomy y Anika. Ya me gustaría a mí jugar a ser Sheldon Cooper.

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