miércoles, 26 de noviembre de 2014

Software y niños


Lo veo a diario y cada vez lo tengo más claro. Los niños son como el software: cuanto más esfuerzo y dedicación hayan invertido en ellos los programadores -papá y mamá-, mejor funcionará el programa –niño-.

Cuando tengas un programa/niño bien diseñado, puedes confiar en su apropiado rendimiento y despreocuparte un tanto del mantenimiento continuo, porque un trabajo bien hecho te garantiza autonomía y consecución de objetivos. Por supuesto, siempre será necesaria alguna actualización -no hay programa que no necesite una puesta al día- pero el trabajo más duro, ese código fuente que tienes que picar desde el primer año del bebé hasta los 5-6, ya estará hecho.

Enseguida te das cuenta de cuando un niño ha sido ”programado” de manera chapucera o se ha dedicado poco empeño a la tarea. Fallará más que Tarzán eligiendo un traje y necesitará un parche tras otro, pero ni aún así conseguirá enmendar su pobre rendimiento, más si el que coloca los remiendos es el mismo que diseñó desastrosamente el software.

No hay comentarios:

Publicar un comentario