viernes, 12 de marzo de 2010

Digestiones literarias


Hay libros que se te atragantan, imposibles de digerir. En cambio otros te entran como un caldo caliente en una noche de invierno.


Acabo de abandonar por segunda vez las “Memorias de Adriano”, de Marguerite Yourcenar. La primera vez no pasé de diez páginas, ahora he llegado a la 160. Creo que no es tanto una cuestión de fondo como de forma. Me empalaga tanta retórica, aunque al principio me pareciera que la traducción de Julio Cortázar era una obra dentro de otra (¿se dice metaobra?). De admirable pasó pronto a parecerme cargante, aunque supongo que el problema viene del original.

He empezado “Los detectives salvajes”, de Bolaño, con quien tenía una cita largamente aplazada. No he necesitado más de diez páginas para engancharme. Por suerte me quedan 640 por delante, y luego las más de mil de “2666”.

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